Meditabundo: ¿Qué más esperar? No porte de armas

Por: Néstor Julio González Díaz

Durante la juventud vimos agrias discusiones entre hombres. Por lo regular un señor intercedía, se entendían y nada de puñetazos. Algunas veces gozamos muchachos al fin, viendo peleas a puro puñetazos, nada de cuchillos, puñal, menos armas de fuego. Papá nos narró: Lo primero que hicieron los soldados del ejército de los Estados Unidos 1916, fue que desarmaron a los hombres. Las armas las enterraron en el jardín donde establecieron el cuartel principal. Los macorisanos que no entregaron sus armas fueron Natera y Vicentico que con un grupo se fueron para los montes donde los persiguieron los americanos llamándolos gavilleros.

Hoy hombres con títulos de una profesión, pero, carentes de los conocimientos de la educación para vivir bien, portan armas. También la gran mayoría sin ninguna educación portan armas, todos de manera legal. Delincuentes conocidos portan armas ilegales. Asaltos, crímenes, principalmente jóvenes envueltos en esta tragedia. No hay razón por la cual se permita el porte de armas. El que porta armas la considera necesaria, es violento en su interior, no es dado a hablar, su lenguaje es el arma a manos.

Veamos este reciente caso en Santiago: Un camión roza una jeepeta, sale el de la jeepeta expresando palabras violentas y dispara dos veces hiriendo mortalmente al señor Antonio Castillo de la Rosa.

Un salvaje portando un arma. ¿Qué piensan los responsables de cuidar la vida de los dominicanos? ¡Oh Dios! Recordamos la expresión ¿Quién mató al padre Canales?

Lo que nos falta es educación. Educación…a todos. La vida es lo primordial. Ya nada vale. Los hechos hablan… ¿Por qué no evitar este mal? ¿Hay alguien seguro de no ser asesinado? En esta llamada democracia estamos sin paz, el desorden interior de los hombres asesina, saquea, no le importa eliminar la vida. ¿Por qué no se modifica la ley de porte y tenencia de armas? Los hechos muestran que es mala, propicia el crimen, muy alejada de las leyes de la creación humana. Es una vergüenza que en este país de gente buena tenga vigencia esta legislación salvaje. No tiene razón lógica. ¿Cuál es la esencia del legislador? Recordamos, en nuestra mocedad el refrán: “Eres como el cocolo que pone candado después que te roban”. Estamos dolidos, la familia dominicana está sufriendo la pérdida de sus hijos. Los que están en la obligación de proteger la vida, hablan, lamentan, pero, no actúan. ¿Dónde está el amor a las obligaciones contraídas por el cargo que sustenta? ¿Para qué somos hombres? Se ha perdido el amor a la familia. Triste realidad.

Debemos comprender que la creación humana está ordenada para que en este transitorio vivir seamos felices en familia y cada hombre debe actuar en bien para los demás. Para eso Dios nos planta con sus leyes de convivencia civilizada: Amar-servir-amar, amar, amar…

La vida es una fiesta donde todos somos actores. Disfrutemos la belleza y orden de la humanidad. Ya basta de estar dolidos y abandonados, esto no es civilización. Hagamos de esta amada tierra cimiento de entrega del hombre por el hombre, solo por ser hombre. En sinceridad miremos a nuestro interior. ¿Cómo nos juzgamos?

Nuestro invitado de hoy: Mahatma Gandhi. “Por muy amenazadora que sea la crisis, el fuego del amor la separará.-Quien no conoce ni observa ninguna ley no puede ser servidor del pueblo.-Es sorprendente que incluso una persona que sabe en qué consiste la verdadera felicidad puede malgastar inútilmente su vida por el camino de la mentira.-La dicha de cumplir calladamente con nuestro deber no se parece a ninguna otra dicha”.

El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana.

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